Aún siendo objeto de debate el propio concepto de demencia, la definición más aceptada internacionalmente es la de un deterioro global de las funciones intelectuales adquiridas previamente, por efecto de una agresión al cerebro, independientemente de su causa, lo suficientemente importante como para causar una disminución en el sujeto en los rendimientos sociales y laborales con respecto a niveles previos.
Por un acuerdo convencional, más o menos explícito, se incluyen únicamente en el concepto de demencia los trastornos que se adquieren de una forma gradual y más o menos progresiva.