Un estudio ha cuantificado el riesgo que supone para la salud cerebrovascular el hecho de mantener un horario laboral prolongado, entendiendo como tal trabajar más de diez horas al día durante al menos 50 días de cada año. El riesgo de ataque cardíaco o ictus sería mayor en personas más jóvenes.
Los hallazgos provienen de una revisión de los hábitos laborales y de salud de 143.592 franceses de 18 a 69 años. De ellos, 1.224 (0,9%) sufrieron un ictus, 42.542 (29,6%) mantenían un horario laboral prolongado y 14.481 (10,1%) reconocieron mantener una jornada laboral prolongada durante diez años o más.
Además de completar cuestionarios, los participantes se sometieron a entrevistas médicas durante las cuales los investigadores recogieron información sobre antecedentes de ictus, índice de masa corporal, historia de diabetes e hipertensión y cualquier antecedente familiar de enfermedad cardíaca.
El horario laboral prolongado se asoció con un incremento en el riesgo de ictus (odds ratio ajustado: 1,29; IC 95%: 1,11-1,49), que era aún mayor en aquellos individuos expuestos a un horario laboral prolongado durante diez años o más (odds ratio ajustado: 1,45; IC 95%: 1,21-1,74). No se apreciaron diferencias entre hombres y mujeres, pero la asociación era más acusada en trabajadores de oficina menores de 50 años.
Según los autores, los largos horarios laborales conducen a menos actividad física diaria, a estar sentado durante mucho tiempo, a una mayor exposición al estrés y a trastornos del sueño. [Stroke 2019; 50: 1879-82] Fadel M, Sembajwe G, Gagliardi D, Pico F, Li J, Ozguler A, et al